A pesar de lo que piensa la mayoría, los animales no descansan de noche y mantienen gran actividad. Incluso algunas especies se sienten más desinhibidos por la ausencia de público.
La visita nocturna al Zoológico de Buenos Aires se hace con tranquilidad, sin la gran presencia de visitantes que lo recorren diariamente. Se puede caminar por los senderos, iluminados por unos pocos faroles y la luna llena, entre los arboles y demás edificios.
El smog de Buenos Aires, cambia por el clásico olor a animales, que nos recuerdan a diferentes especies y nos remontan a nuestra infancia cuando concurriamos por primera vez.
El Zoológico de Buenos Aires, fué inaugurado el 30 de octubre de 1875 por el presidente Julio Argentino Roca, y en sus comienzos era visitado por 15.000 personas al año.
Hoy, el Zoológico ubicado en Palermo cuenta con 3 millones de visitas anuales.
Las visitas nocturnas son en grupos pequeños de 30 o 40 personas. La poca cantidad de gente ayuda a que los animales se muevan a gusto y con total comodidad.
Entre las novedades, aparece un “nocturnario”, que es un ambiente con muy poca luz, donde se pueden ver los habitantes de la noche (puercoespines, comadrejas, murciélagos, lechuzas) en su propio habitat.
Los leones y los tigres se muestran en plena actividad, ya que durante la noche recorren los matorrales y juegan con troncos.
El paseo nocturno es algo realmente impresionante, y totalmente recomendable.