Cada vez son mas las ciudades que se puede conocer de cerca, recorrerlas a pie.
En tantos lugares del mundo, se difundieron los circuitos temáticos, La identidad de Jack, el destripador, el asesino de prostitutas que, a mediados del siglo XIX, sembraba pánico en el barrio londinense de Whitechapel, sigue siendo un misterio. El tour pasa por el pub The Ten Bells, de 1752, frecuentado por sus víctimas, recorre los empedrados de Commercial Street y, sobre todo, la esquina de Fournier St., donde “fichaba” a las chicas de vida ligera. Más adelante están los ex burdeles y la delegación policial que lo perseguía, con poco éxito.
En Berlín, por su parte, la sombra de los días negros del nazismo está hoy integrada a una ciudad de vanguardia. Un tour parte de la Puerta de Brandenburgo, todos los días a las 11, e intenta reflejar esas dos personalidades: tras visitar el Reichstag (Parlamento) y la Potsdamer Platz, los guías describen la historia del búnker de Hitler y el conmovedor Memorial de los Judíos Asesinados. De allí, hay casi una hora de recorrido hasta llegar a lo que queda del Muro, incluido el Checkpoint Charlie, donde se cruzaba de este a oeste. Los ex cuarteles de las SS completan el viaje histórico, que finaliza en la Isla de los Museos, epicentro de la vida cultural de la ciudad. Luego los guías pasan la gorra, algo característico en los tours de caminantes de muchas partes.
Cada domingo, el servicio turístico de la Ciudad de Buenos Aires ofrece un recorrido por los lugares que inspiraron a Jorge Luis Borges. Parte de su casa natal, en el Microcentro, pasa por la Biblioteca Nacional, el Jardín Japonés –del que era devoto visitante– y varias calles de Palermo. Una placa en Serrano 2147 recuerda que allí vivió y en la esquina de Borges y Guatemala, se señala, fue la “fundación mítica de Buenos Aires”. En Honduras 3784 se revive al malevo Evaristo Carriego, su famoso personaje.
El hemisferio norte también tiene sus fans literarios y Brooklyn es el destino. Antes del archifamoso Paul Auster, vivían en Brooklyn Heights –a pasos del río– los escritores Truman Capote, Norman Mailer, Arthur Miller, Paula Fox y Carson McCullers. Durante los 50 y 60, compartían antiguas casas victorianas, hoy carísimas. También estuvo Walt Whitman, repartido entre Willow St., Montague St. y Columbia Heights. El recorrido sigue, en metro, hacia Park Slope, donde se mudaron Auster y su mujer, la poetisa Siri Hustvedt, en la esquina de la 7ª y la 2ª avenidas. Se los suele ver tomando un café en Perch o Barbes. Son muy amigables. Y aquí, nadie pasa la gorra.