Sus primeros vecinos fueron aquellos vinculados a tareas de trabajo en el Puerto de Buenos Aires, pero su composición se fue diversificando con la llegada de importantes familias de renombre nacional, sociedad que se asentó en las proximidades de la Plaza Dorrego, en aquellos tiempos llamada “Plaza del Alto” y que en el año 1822 cambiara el nombre por el de “Plaza del Comercio”. En el año 1900 tomó su denominación definitiva con la que la conocemos hoy en día: “Plaza Coronel Dorrego”.
En el año 1748 se inició la construcción de la Iglesia de “Nuestra Señora de Belén” a instancias de los Padres Jesuitas, proyectándose también la “Casa de Ejercicios Espirituales para hombres”. La expulsión de los jesuitas paralizó la obra que fue culminada en 1785 por los Padres Betlehemitas y a la que se le adjuntó un edificio hospitalario. La Casa de Ejercicios pasó a ser una cárcel que aún perdura.
En tanto, el edificio destinado al templo de “Nuestra Señora de Belén” acabó su construcción en 1806 y su nombre derivó por uso y costumbre en el de “La Iglesia de San Telmo”.
La epidemia de Fiebre Amarilla acaecida en 1871 promovió el exilio de las familias más proverbiales de la sociedad argentina -Domingo French, Esteban Echeverría, Esteban de Luca entre otros- y cambió radicalmente la conformación social de sus inicios.
Las casonas de gran nobleza que fueran abandonadas por sus dueños pasaron a ser habitadas por familias enteras de inmigrantes que compartían las múltiples habitaciones y los patios principales, lo que constituyó el nacimiento de un nuevo complejo urbano: los conventillos.
En función de ello, la modificada conformación social del barrio determinó una índole prioritariamente bohemia y una primacía de usos y costumbres (el tango, el canto, etc.) de carácter netamente popular.