En esta nota proponemos un paseo por el Buenos Aires colonial, un itinerario que muchos recorremos pero que pocos conocemos con sus interesantes detalles.
Los españoles llegaron al Río de la Plata en 1516. Veinte años más tarde, Pedro de Mendoza fundó Buenos Aires. El asentamiento no sobrevivió más de un año al hambre y los conflictos con el pueblo querandí -habitantes originales de la zona- En 1580, Juan de Garay fundó la ciudad por segunda y definitiva vez. La Buenos Aires colonial fue una aldea de casas bajas de adobe y techos de paja durante muchos años. La urbanización se desarrollaba hacia el sur; el puerto estaba sobre el Riachuelo y se prolongaba en un canal natural navegable hasta la actual calle Chile. El crecimiento urbano se aceleró a partir de 1776, cuando fue nombrada capital del nuevo virreinato del Río de la Plata.
La primera parada será en la Av. Leandro N. Alem y Rivadavia, justo en la plazoleta "11 de Junio" recuerda la fecha de fundación de Buenos Aires. En ella se encuentra emplazado el monumento a Juan de Garay, realizado en bronce, es obra del escultor alemán Gustav Eberlein. Detrás del monumento hay un retoño del árbol de Guernica, un símbolo de la libertad y de la democracia en la región vasca. A su sombra se escribieron las primeras leyes vizcaínas en el siglo XIX.
Luego, sobre la misma avenida en su cruce con la calle San Martín, se impone ante nosotros la Catedral Metropolitana que, según la Historis, está ubicada en el antiguo solar que Juan de Garay destinó para la Iglesia Mayor y que tuvo varias transformaciones. El edificio actual -proyecto del arquitecto Antonio Masella- es de 1752, pero en la fachada neoclásica intervino el arquitecto Próspero Catelín en 1822. La decoración del frontis es obra de J. Dubourdieu (1862). La catedral alberga el mausoleo del general don José de San Martín.
A su izquierda, sobre la calle Bolívar aún permanece parte del edificio original del Cabildo. El edificio actual fue proyectado a principios del siglo XVIII por el arquitecto jesuita Andrea Bianchi como sede del cabildo, de funciones administrativas, legislativas, judiciales, de policía y de milicia. Sus miembros eran elegidos anualmente en una votación entre los vecinos; se reunían en cabildos cerrados, y cuando los asuntos importantes lo requerían, en cabildos abiertos. A través de los años sufrió varias modificaciones hasta que fue reconstruido en 1940 por Mario Buschiazzo.
El Museo tiene como sede el edificio donde funcionara el cabildo de la Ciudad de la Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Aire, capital del Virreinato del Río de la Plata a partir de 1776. Declarado Monumento Histórico Nacional en 1933, hoy ocupa el mismo solar que le asignara Don Juan de Garay al fundar la ciudad en 1580.
Al cruzar la Plaza de Mayo, caminaremos sobre el solar en el que Juan de Garay fundó la ciudad de la "Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Ayre". Anteriormente se la llamó Plaza Mayor, y albergaba el comercio local. También era utilizada para celebraciones religiosas y sociales, como la primera corrida de toros.
Donde hoy se encuentra el número 219 de la calle Hipólito Yrigoyen fue fundado el Fuerte "San Juan Baltazar de Austria". En 1594 comenzó la construcción del fuerte que serviría de residencia a gobernadores y virreyes. Tenía a su alrededor un foso y un puente levadizo en la entrada principal. Sus ruinas se pueden visitar en el Museo de los Presidentes de la Casa de Gobierno.
Sobre Alsina, una cuadra hacia arriba encontramos la Iglesia de San Francisco y la Capilla de San Roque. La iglesia se comenzó a edificar en 1730 bajo la dirección de Andrea Bianchi. La remodelación final fue del arquitecto Sackman en 1911, en estilo barroco-alemán. La fachada está coronada por esculturas de San Francisco, Cristóbal Colón, Il Giotto y Dante Alighieri; en el interior se destaca un tapiz diseñado por Horacio Butler, de doce metros por ocho, "La glorificación de San Francisco". El proyecto de la capilla es de Andrea Bianchi.
El terreno fue asignado a los franciscanos en 1580. El templo se inauguró a mediados del siglo XVIII y su fachada se modificó en 1911. En 1955, por el conflicto entre el gobierno peronista y la jerarquía católica, la iglesia sufrió un incendio en el que se perdió mucho de su patrimonio histórico.
A mitad de cuadra del 200 de la calle Bolívar, encontramos otro importante monumento histórico relacionado con la Fundación de la Ciudad de Buenos Aires. Se trata de la Iglesia San Ignacio de Loyola. Fue la primera iglesia de ladrillos y es la más antigua de la ciudad. Se empezó a construir en 1686. De la obra participaron los jesuitas Juan Kraus, Andrea Bianchi, Juan Bautista Primoli y Juan Wölff. La fachada tiene elementos del barroco y el altar mayor es del siglo XVII, esculpido en madera y dorado a la hoja. El campanario era el puesto del vigía que vigilaba la presencia de piratas en el Río de la Plata. Desde 1942 es Monumento Histórico Nacional.
Sobre la calle Perú al 200, encontramos la entrada principal a lo que desde hace décadas se llama "la Manzana de las Luces". Las primeras construcciones de la Manzana fueron realizadas por los jesuitas a mediados del siglo XVII. Se conservan la iglesia de San Ignacio, la antigua Procuraduría de las Misiones y vestigios de diversos edificios. Luego de la expulsión de la orden en 1767, por la Manzana pasaron, entre otras instituciones, la Antigua Universidad de Buenos Aires (Academia de Medicina y Departamento de Ciencias Exactas) y la Sala de Representantes (Legislatura y Congreso Nacional). Iglesia, colegio, residencia jesuita, lugar de concentración de mercaderías de las Misiones y, luego de 1810, sede de instituciones que tuvieron, y siguen teniendo relevancia en la vida nacional, como la Biblioteca Pública o la Universidad. Construcciones que la componen: a) de la época Jesuítica: Iglesia y Claustro del Colegio de San Ignacio, Procuraduría de Misiones y túneles del siglo XVIII; b) época virreinal: casas construidas por el Virrey Vértiz; c) época Independiente: Sala de Representantes, Universidad de 1821 y Colegio Nacional de Buenos Aires.
Una curiosidad que puede observarse en la intersección de las calles Balcarce y Estados Unidos es la placa histórica del límite de la ciudad. Señala el "vértice sudeste del ejido de la ciudad de Buenos Aires en la época de su segunda fundación, a cargo de Juan de Garay, en 1580".
Ya en San Telmo, otra iglesia cuenta su propia historia: Nuestra Señora de Belén. Este antiguo templo se comenzó a construir en 1734, con proyecto de Andrea Bianchi. De las muchas reformas que se le hicieron, la última fue la fachada. Su estilo arquitectónico combina elementos post-coloniales, barrocos, neoclásicos e italianizantes. Se destaca su gran cúpula de planta octagonal con revestimiento de mayólica. Fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1943.
En el límite de San Telmo, el Parque Lezama se impone con su cadencia descendente y esconde en su seno el monumento a Pedro de Mendoza. Se inauguró en 1937 y es obra del escultor Juan Carlos Oliva Navarro. Los dos vertederos simbolizan el río Guadalquivir y el Río de la Plata, donde tuvo comienzo y fin la expedición de Mendoza. La figura principal es de bronce y el adelantado español aparece clavando la espada en el suelo, como símbolo de la toma de posesión de las tierras.
Según algunos historiadores, es el lugar en que Pedro de Mendoza estableció el primer asentamiento de Buenos Aires en 1536. Durante la primera mitad del XIX se conoció el lugar como "la quinta del inglés", por la nacionalidad del dueño. En 1857, el comerciante salteño José Lezama adquirió la propiedad, donde plantó árboles nativos y exóticos. Tras su muerte, la viuda donó los terrenos con la condición de que se convirtieran en un paseo público con el nombre de su marido. Actualmente es también la sede del Museo Histórico Nacional.